sábado, 26 de mayo de 2012

Blog en "Stand by"

Parece que la psicosis de los derechos de autor hace estragos en la red. Para que tengáis una idea del alcance, uno de los contenidos eliminados contenía la descripción de una ópera y otro de una pieza musical clásica, realizada por una integrante de un coro cuya única intención era darla a conocer, así que no vemos dónde radica el problema de los derechos de autor y siembra dudas sobre la verdadera finalidad de la prohibición, su efectividad y las consecuencias reales de tales medidas adoptadas por los Gobiernos de los diferentes países. Flaco favor le hacemos a la Cultura si prohibimos por sistema la libre difusión totalmente desinteresada a través de la red (aquí no ganamos un duro por lo que publicamos). Irónicamente, se da la circunstancia de que nosotros promocionamos de manera gratuita a los artistas, mientras que los políticos retiran las subvenciones que acercan, por ejemplo, la música a un colectivo más extenso.

Digo esto porque, en la ciudad donde vivo, por ejemplo, hace varios años -mucho antes de la crisis- disfrutábamos todos los años un Festival de Música de Cine, al que muchos aficionados podíamos acudir gracias a las subvenciones (así las entradas eran algo más asequibles). Cuando estaba comenzando a gozar de cierta popularidad (ya venía gente incluso de otros países a los conciertos), decidieron acabar con él. Al parecer, la persona que llevaba el tema dejó su cargo -o acabó su mandato- y su relevo decidió no seguir con el Festival. Otras informaciones apuntan a que alguna persona encargada de la organización cometió el "pecado capital" de criticar a un político y la vendetta personal del último fue "mover algunos hilos" para clausurarlo. Sea como fuere, la decisión de los políticos que, en teoría, forjan leyes para proteger la Cultura, fue en este caso en contra de su difusión. ¿Para qué queremos proteger una Cultura que no podemos disfrutar?

Estoy de acuerdo con que se reconozcan los méritos de los autores y se recompense su trabajo, pero con unos límites. Pongamos el símil del fontanero: si se nos estropea el W.C. y el buen señor nos arregla la cisterna, no sería justo que nos cobrara cada vez que tiremos de la cadena. Si estamos satisfechos con su trabajo y le pasáramos su tarjeta a un conocido con el mismo problema, tampoco tendría lógica que nos cobrara (además sería un desagradecido).

Esencialmente, este blog se dedica a los videos musicales, que pueden encontrarse a lo largo de la red con mayor o menor dificultad. Lo único que pretendemos, además de homenajear a ciertos artistas ya desaparecidos del panorama musical internacional y ayudar a difundir su trabajo y el de otros, es intentar ahorrar tiempo en la búsqueda de ciertos contenidos, nada más. El origen y fundamento de los videos musicales fue precisamente la promoción de los artistas. El problema es que las compañías quieren sacar tajada de todo, y los quieren convertir en algo que no son.

En lo que respecta a los contenidos sonoros, mp3 es un formato comprimido, y por mucha calidad que tenga no es la misma que el CD original. A quién de verdad le guste el disco se lo compra (que tenga un precio razonable ya es otra historia).

El principal problema que tienen las discográficas con la difusión de contenidos musicales a través de internet es que ahora disponemos de una valoración real del producto de forma más rápida y directa, y podemos apreciar su calidad antes de comprarlo. Si un disco resulta ser una porquería y no se compra, y la compañía se ha gastado una millonada en promocionarlo y sacarlo al mercado, se pierde dinero. Lógico. Es que, señores, por si no se han enterado, ustedes han convertido esto en un negocio. No se puede pretender considerarse un negocio a la hora de los éxitos y escudarse en la Cultura a la hora de los fracasos. Volviendo al símil del fontanero, es como si nos hiciera una chapuza en la cisterna, se estropeara  a los dos días, y pretendiera cobrarnos para "compensar sus pérdidas" si avisamos a nuestras amistades de su "buen hacer" con la cisterna.

Las Compañías no dudan un instante en servirse de internet para bombardearnos de los productos que nos quieren vender. Eso sí, cuando la maquinaria se vuelve en su contra, hay que inventar leyes para proteger sus intereses. ¿Y los clientes? ¿No tenemos también derecho a protegernos de la publicidad agresiva, los spams, las llamadas a horas intempestivas, los bloqueos de páginas indiscriminados y toda forma de censura de las nuevas tecnologías? Si no puedo grabarme una canción que me gusta para escucharla cuando yo quiera sin pagar ¿por qué tengo que aguantar en todas las radios, televisiones y páginas web una canción que sea una mierda sin que nadie me pague el "sufrimiento" que me causa?

En fin, seguiremos buscando alternativas para seguir ofreciendo nuestra pequeña y particular aportación a la difusión de la cultura musical. Hasta entonces, permaneceremos en stand by.    


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